Cuando una persona fallece se inicia la sucesión hereditaria para que los herederos adquieran los bienes, derechos y obligaciones del fallecido. En caso de que el causante no haya previsto cómo deberá llevarse a cabo la repartición de la herencia, existe la posibilidad de que los herederos puedan distribuir la herencia de común acuerdo.
Sin embargo, en muchas ocasiones los coherederos no consiguen llegar a un acuerdo para repartir y adjudicar la herencia del fallecido, generando dilataciones en la tramitación y mayores gastos económicos. Estos problemas se pueden evitar planificando adecuadamente la herencia antes del fallecimiento a través de un testamento o, incluso, se puede repartir antes del fallecimiento a través de una donación. Por lo tanto, contar con un asesoramiento jurídico y planificar adecuadamente el destino del patrimonio, evitaría muchos problemas tras el fallecimiento de una persona.